sábado, 17 de noviembre de 2012

¡Habemus internet!

Después de una semana sin internet, parece que nos faltaba el aire. Es increíble ver como enganchan las redes sociales, los blogs, las noticias y cómo unen a personas que están muy lejos. Y desunen a las que están más cerca, porque nosotros acabamos de tener una cena muy entretenida y conversando y, de repente, cada uno ensimismado en su aparato (y no el reproductor). Aunque a pesar de todo eso, yo sigo estando a favor. Podemos ver noticias de otros continentes o hacer que personas a las que tenemos lejos puedan disfrutar de ver a su nieto por la cámara (aunque sea un pobre sustituto de la presencia física). También, en nuestro caso, podemos seguir las noticias de España, de las huelgas, del desastroso desgobierno del PP y todo sin tener que pasar por el filtro de televisión española internacional que está, cuanto menos, sesgada.
Otra de las cosas que es capaz de hacer internet es convertir una casa que parecía desangelada y llena de espíritus, en una casa mucho más acogedora. Antes cuando te entraba el miedo, te cubrías con la manta o dormías con la luz encendida, ahora te metes en internet y listo. Bueno, las hay que todavía duermen con la luz encendida... ;)
También puede hacerla más cómoda. Sin sofá, ni televisión, ni siquiera un colchón decente, un ratito en la red hace que hasta el suelo te parezca de algodón. Y es que las horas pasan y pasan y tú entretenido mirando cosas.

En cuanto a mí, ahora mismo estoy enganchado a mi aparatito particular, mi trozo particular de internet donde puedo plasmar lo que se me pasa por la cabeza. Pero, a pesar de mi acuerdo total con los beneficios de internet, creo que me voy a pasar más rato (cara a cara) con las personas que hacen mi día a día más especial, mi mujer y mi nene. Bueno, él se va a dormir y nosotros... no.

Bieluxo.

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